“LAS TORRES DE LA ALHAMBRA”
Comisariar una exposición de esculturas para un espacio público es siempre un ejercicio de gran deleite pues al ser “el puente” entre el Artista y el Público llevando el Arte a la calle, las funciones son absolutamente inherentes al curador, contribuyendo a una mayor aproximación entre el Arte y el Hombre. Pero, en este caso en particular, este placer se ve altamente potenciado por tratarse de una Exposición cuyo tema, “Las Torres de la Alhambra”, representa algo muy especial que engloba: el hecho de traer a la actualidad, en forma de Arte Contemporáneo, una de las mayores Obras del Arte Islámico tantos siglos después y que ésta sea de la autoría de Cristóbal Gabarrón que además de ser un gran Artista es un gran Humanista.
Conciliar en el espacio y en el tiempo este tema en un momento tan convulso como el que vive el mundo actualmente, representa por parte del Artista un acto de provocación para obligarnos, como mínimo, a pararnos a reflexionar (y, ¿no es ese uno de los objetivos del Arte entre muchos otros?) sobre cómo era posible entonces que tres poblaciones de creencias y credos diferentes, cristianos, judíos y musulmanes, coexistieran en paz. Reflexionar sobre el desorden cósmico, religioso y político de nuestros días y, quién sabe, intentar que hagamos un paralelismo entre nuestra actualidad y ese período bastante remoto de la Historia…La Alhambra siempre ha sido y será un monumento de referencia en el mundo del arte. Su silueta recortada en lo alto de la montaña roja, su perfil de torres y terrazas que surge con los primeros susurros del Albaicín, su tortuoso trazado islámico, modificado a lo largo de los siglos, ha constituido una inagotable fuente de inspiración para escritores, artistas, poetas y músicos.
A principios del siglo XXI el pintor y escultor Cristóbal Gabarrón se acerca al monumento para dedicarle su personalísimo tributo, no sólo desde una perspectiva puramente arquitectónica, sino también desde una perspectiva de simbiosis cultural y artística, que se pone de manifiesto para el visitante de forma armónica, en el interior del recinto amurallado. Como sucede por parte de un creador en una aproximación habitual a un monumento en sí, el escultor ha utilizado en su trabajo un mismo proceso dedicando, en este caso, a las «Torres de la Alhambra» un homenaje muy personal y simbólico, estableciendo una forma de interrelación entre el objeto y el público, inspirado en la convivencia multicultural del patrimonio evocado y en los colores mágicos de ese lugar.
Margarida Prieto
Comisaria expositiva